Fotografias/ Luis Fernando Rodriguez Garcia
El pasado lunes, José Horacio Grajales, un
artesano de 43 años, cortaba y pulía con esmero unas delgadas ramas de guadua, para levantar un
corral que colocó en el pesebre, donde además están: San José, María, el Nino
Jesús y los Reyes Magos en cerámica. Todo hecho con sus manos.
Esta tradición del pesebre y la novena de
aguinaldos, en el sector del Rey del Tango en Salamina, inicio hace dos años,
con la colaboración de la comunidad y la alegría de los niños, que se reúnen allí todos los días.
Cuenta José Horacio, que en su niñez, la
navidad no era tan alegre y que a pesar de alguna que otra dificultad, su madre
nunca faltó con la natilla y los buñuelos y les enseño a decorar el pesebre con
un chamizo que traían del monte, el cual adornaban con algodón, musgo y bolitas
de colores. Sobre esta época expresó: “la navidad de ahora me encanta. Me gusta
ver a los niños orar y cantar. Eso me motiva”. Su esposa le ayuda a leer la
novena y la Alcaldía donó los 60 regalos a los chiquillos. Los que reparten el
24 de diciembre, coincidiendo con la llegada del Niño Dios a los hogares.
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