viernes, 30 de noviembre de 2012



Policía acusado de agredir a reportera gráfica en Colombia dice que fue un accidente

El oficial de la Policía de Colombia señalado de agredir a una reportera gráfica declaró que todo fue un accidente durante la primera audiencia del proceso disciplinario que se adelanta en su contra, informó el diario El Tiempo. Durante esta audiencia tanto el oficial como la reportera gráfica tuvieron la oportunidad de ampliar sus argumentos, agregó el diario.

El pasado 23 de octubre, el subintendente Cristian Eliécer Acero Torres empujó e inmovilizó en el suelo a la reportera gráfica Ana María García. Ante las imágenes que indignaron a la comunidad, el comandante de la Policía de Bogotá (capital de Colombia), general Luis Eduardo Martínez, ofreció disculpas a la comunicadora y a la sociedad.

En la audiencia, el policía señaló que todo fue producto de un resbalón que los llevó a los dos a la posición de la fotografía que indignó al país, añadió El Tiempo. Este viernes se conocerá la sanción para este policía que es investigado por exceso en el uso de la fuerza, informó el diario.

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miércoles, 28 de noviembre de 2012



ACUARELAS - GALERIA
Luis Fernando Rodriguez Garcia


Se les vino el barranco encima

El pasado miércoles en las horas de la mañana, un barranco se desprendió y cayó sobre la vivienda de propiedad de María de los Ángeles Ospina, situada en el barrio del Hipódromo de Salamina, en la carrera 9 Nro. 6 – 60, donde habitan seis adultos y dos menores de edad.

Los hechos

“Me levante muy temprano y despache los niños. Coloque unos tenis en un muro cerca del lavadero, pero se me cayeron. Me agache y los recogí y los puse en unas puntillas. Cuando había dado unos pasos hacia la cocina sentí un estruendo. Salí corriendo y le dije a mi madre que estaba acostada: “Se nos vino en barranco encima”, dijo Mariela Castro de 65 años, hija de la dueña de la casa.

Los bomberos

En un documento emitido por el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Salamina, de 22 de noviembre de 2012, después de una visita ocular, hace constar: “Dicha vivienda se encuentra afectada por el desprendimiento de una parte del barranco de la parte de encima de la vivienda, por causa de las aguas lluvias que están desprendiendo dicho talud, el cual está perjudicando el baño y la cocina de dicha vivienda, colocando en peligro a sus ocupantes. Se recomienda la pronta estabilización de dicho terreno”.

Antecedentes

Sobre este problema en el 2008, Corpocaldas en respuesta a un derecho de petición presentado por la propietaria del inmueble, después de haber realizado visita de inspección ocular al sector, “evidenciaron la existencia de un talud que es lindero con el solar superior del predio, con una altura de 5 metros y longitud de 10 metros aproximadamente”
Por lo cual recomiendan, entre otras cosas: “Controlar el manejo de las aguas lluvias provenientes de los solares superiores; manejo del agua de las cubiertas, instalando canales y bajantes; impermeabilizar patios y solares contrarrestando el lavado de autos. Estas labores son competencia directa de los propietarios, ya que la anterior situación el principal detonante de los deslizamientos que se presentan en el sitio”.
Al final del documento se precisa: “Cabe resaltar que la competencia directa y primaria es del municipio y no de Corpocaldas”.
En otro documento emitido por Corpocaldas, de 23 de agosto de 2010, dirigido a María de los Ángeles Ospina y firmado por el Técnico Operativo Subdirección Infraestructura Ambiental, Fabio Cardona Gómez, recomienda: “Revestir con mortero (1:3) anclado y reforzado con malla electrosoldada, espesor de 5 cm. Anclaje con profundidad igual a 
 5:70 m.”
 “Eso era para haberme pasado algo a mí. Los bloques y la tierra cayeron aquí al patio. Estoy muy nerviosa. Oigo cualquier ruido y brinco lejos”, dijo Mariela Castro.








De la Alcaldia Municipal

“La Administración Municipal de Salamina de manera inmediata, a través de la Secretaria de Planeación visito el sitio y de manera inmediata se hará la gestión ante Corpocaldas, para tener un concepto técnico que nos permita conocer que obras se deben realizar allí, para mitigar el riesgo existente”, dijo Juan Carlos Arias Gómez.


lunes, 26 de noviembre de 2012


Acciones comunales
Cámara y montaje: Luis Fernando Rodriguez Garcia.



Natación
Cámara y montaje: Luis Fernando Rodriguez Garcia

sábado, 24 de noviembre de 2012


                                               Informe de gestión - nov de 2012

viernes, 23 de noviembre de 2012



Epístola final para Walter.

 Decid cuando yo muera y el día esté lejano
Soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento,
En el vital deliquio por siempre insaciado,
Era una llama al viento y el viento la apagó.

Walter, ese camino definitivo ya lo habías emprendido hace tiempo, cuando subrepticiamente tu cerebro comenzó a acostumbrarse a la penumbra, primero se habían revelado tus ojos que se obnubilaron casi por completo, luego, tu brazo derecho cansado de servir de estandarte, se negó a seguir escribiendo “Barricada”, después la nostalgia, la nausea, la dejadez y el insomnio pertinaz, los escarceos con la muerte; sin embargo, nada de esas cosas para ti elementales  minaron tus convencimientos, sabias que la huesa estaba muy  cerca y durante los últimos meses de tu vida se había convertido en tu única obsesión.

Te despediste desdeñosamente de éste mundo desigual y materialista donde no caben los soñadores, sin esperar otro diciembre; ya habían pasado tantos!   Ahora formas parte de la intemporalidad, perteneces a la gran memoria cósmica, habitas lo insondable, eres una triza de la vasta geodesia del universo; sin embargo, la arija que sembraste con las paganas lizas de tus sueños, permanece ahí, en esta tierra  indiferente, para que sirva  de sustento a las alondras que prolongarán su canto en las mañanas, para que despiertes presuroso cada día a  transcribir tus experiencias como supiste hacerlo a lo largo y ancho de tu vida.

A medida que avanzamos por la vida el tiempo se comprime, se achiquita, se multiplican los tantálicos y  punzantes espetones de la soledad: cuando me anunciaron tu partida, se me estrujó el alma y como un rayo pasaron por mi mente un millón de recuerdos; aquellos años, cuando resolvimos convocar ese pequeño grupo de rebeldes, que religiosamente, semana tras semana, recurriendo a la clandestinidad,  asumíamos el  evangelio marxista de manera tan ardorosa, que agotada  la sesión, continuábamos las  controversias contigo que eras nuestro maestro, en constructivas bohemias, que finalizaban en medio de entonadas declamaciones, especialmente de Porfirio Barba Jacob, de César Vallejo, de Juana de Ibarbourou, de Miguel Hernández o Machado, que eran tus poetas preferidos.

Eran años tortuosos, en nuestra Salamina aún soplaban con fuerza los mefíticos vientos de una aristocracia rancia, que imponía como en ninguna otra parte una marcada diferenciación social que se basaba los apellidos;  desdeñamos resueltamente  tales cortapisas imponiendo nuestro abierto modo de pensar, que escandalizaba  a los integrantes mojigatos y anacrónicos de una clase olorosa a viejo y a  pachulí, que en su gran mayoría ocultaba sus faltas con el paño inglés de sus mugrosos vestidos recién planchados.

Desde entonces, como un blasón de guerra, iniciaste la publicación, primero de “La Muralla”,  con ese otro  genial irreverente Leonidas Amaya, trompeta para llamar a somatén cuando arriesgadamente  hizo irrupción la proscrita Unidad Popular Obrero Campesina UPOC, con el fin de azuzar la unión de los desheredados, para después FUNDAR, así con mayúscula, “Barricada”, que  puntualmente apareció por más de treinta años, a las seis y treinta de la mañana, frente al Kiosco de la Plaza de Bolívar, escrito a mano alzada con paciencia de cisterciense, convirtiéndose en fiel notario de los acontecimientos municipales y nacionales, quedando registrados de manera severa y ágil, bucólicos paisajes, biografías breves, crítica literaria, poesía, remembranzas. Desde ese cuartucho infeliz, estrecho y frio que caritativamente te albergó por tantos años al que te confinó el odioso sistema capitalista que tanto combatiste,  salías cada mañana cartelera al hombro, cuando apenas comenzaba a clarear la aurora y se desperezaba Helios, para cumplir el ritual sagrado de colgar en el kiosco ese diario informal que tuvo tantos adeptos, mientras otros lo miraban con displicencia.

Las bohemias, esas largas y agobiantes bohemias que te doblegaban, que te servían de paliativo, para  trasquilar las insoportables angustias existenciales que te carcomían por dentro, durante las cuales era común verte monologar transfigurado, sumido en profundas y macabras chuscadas, en íntima conversación consigo mismo y que solamente concluían cuando la  última calderilla había abandonado tus siempre escasas faltriqueras y,  subastado  el último libro, mueble o artículo  de algún valor que  incomprensiblemente, a pesar de tu  penuria habías logrado conseguir, para quedar trocados en unas gotas más de licor espirituoso, con el fin de alargar unos instantes ese embelesamiento artificial; para luego afrontar esas resacas desesperantes, intolerables, incomprendidas, absurdas, que algunas veces se convertían en  torturantes pesadillas, en  frenéticos onirismos mefistofélicos que desentienden  quienes no han soportado las quemantes obnubilaciones del espíritu, ni han sufrido de tristes paroxismos psicopáticos.  

Privilegiado fui por haber compartido tanto tiempo contigo, dialogamos  por muchos días sobre lo divino y lo humano, en las alturas frías y prodigiosas de ese paramo secular tapizado de  chusque y de julitas, sobre las mil tonalidades del verde, que imponente descansa más allá de San Félix donde hace siesta el céfiro y la bruma;  intercambiamos opiniones sobre el verdadero fin de la literatura en las hondonadas prodigiosas y vegetales de Morrón; reflexionamos prolongadamente sobre teorías marxistas-leninistas, en improvisados e incómodos escabeles por largas horas hasta ver desvanecer los vésperos de la tarde;   rememoramos historias casi olvidadas protagonizadas por nuestros ancestros y reímos a mandíbula batiente recontando hilaridades de personajes locales, en las faldas sembradas de cafetos y florecidos guamos, tribunas cantoras de mirlas y azulejos en la vereda El Perro; nos apiñamos en procesiones gigantescamente  melancólicos acompañando cabizbajos el cortejo  lóbrego de muchísimos amigos y cosa muy rara en ti, me contaste algunos espeluznantes episodios de apariciones  fantasmagóricas que increíblemente te había correspondido vivir.

En los últimos tiempos, cuando se había encogido tu figura, disminuido el oído; nostálgico  y  retraído ya sin “la adarga al brazo”, frecuentabas los escaños del parque, para rumiar recuerdos aun presentes en tu magín y solicitar una limosna de calor al sol ecuménico y eterno;  como en un nítido cinematógrafo repasabas, huraño algunas veces, reminiscencias bizarras, desarraigadas, huracanadas, corrosivas o amables, mientras nuestra parla se desviaba caprichosa por los senderos laberínticos y estrechos de interminables e inútiles disquisiciones filosóficas, desembocábamos en el ingrato tema de la muerte y tenía la impresión le sonreías, pues, tu displicencia por  la vida y por lo que pudiera alargarla eran notorias, me sumía entonces en una enorme tristeza al presentir que esos instantes tenían el salobre  dejo de la despedida definitiva, sintiéndome impotente para insuflar un poco de aliento a tu aguda desesperanza.

Que ya estabas maduro para la muerte me dijiste muchas veces; que ya te interesaba más el vuelo de los pájaros que su canto; que preferías los cuarteles de invierno al campo de batalla, que ya habías licenciado para siempre la péñola y querías olvidar las grafías, que la verdadera dimensión del hombre debe reconocerse  en la templanza  para  encarar la fatalidad y que ya habías vivido lo suficiente, que “aceptar su propio destino es aceptar la libertad”, que ya no querías más camino, que el hontanar afectivo e irrestañable tal vez se encontraría al otro lado del túnel y valía la pena arriesgarse.

Tengo que confesar sin embargo, que no son tan sencillas las despedidas eternas; que aunque un poco tarde, extiendo mi mano para estrechar la tuya que conserva  calor en el etéreo, que tal vez, como ya trascendiste y vives para siempre y como ahora te encuentras sentado en el dintel de los cielos,  parlando alegremente con Leonidas Amaya, con Horacio Marín y con Chicharra, poco debe importarte la falta nos haces.

Hasta luego generoso y estigmatizado amigo, que supiste afrontar sin inmutarte tantos desdenes e incomprensiones; que viviste intensamente soportando calamidades nerviosas, impulsos impublicables, peregrinajes horrendos por los escabrosos caminos del alcohol en ocasiones necesarios para alcanzar estados místicos y atizar el ingenio y el talento; que no tuviste miedo de “cultivar los vicios” a la manera de Huxley, porque así fueron Arias Trujillo, César Vallejo,  Barba Jacob,  Charles Baudelaire, Gómez Jaquim y Vélez Sáenz. 

De simas no sondadas  subía a las estrellas,
Un gran dolor incógnito vibraba por su acento,
Fue sabio en sus abismos –y humilde, humilde, humilde-
Porque no es nada una llamita al viento.

FERNANDO MACIAS VASQUEZ
NOV.10 DE 2012




RECUPERAN COCINA TRADICIONAL

“El proyecto consistió en la recuperación de recetas de cocina tradicional, en 12 municipios del departamento de Caldas, que quedaron inscritos en la lista de Patrimonio Mundial del Paisaje Cultural Cafetero”, dijo el viernes 23 de nov en Salamina, el director de la Fundación Escuela Taller de Caldas, Juan Manuel Sarmiento Nova.

El recetario de cocina tradicional producto de estos talleres, que fueron orientados por la profesora Rosa Elena Macia Mejía, fue presentado a la ciudadanía de Salamina y a un grupo de invitados especiales en las instalaciones de la Escuela Taller de esta municipio del norte de Caldas.

A los talleres dictados en julio y agosto, asistieron cerca de 80 personas, siendo recuperadas 180 recetas de la cocina tradicional, de las cuales 45 quedaron incluidas en el recetario presentado.

Fotografia y texto: Luis Fernando Rodriguez Garcia