lunes, 8 de abril de 2013


Embolar, un oficio digno y honrado

“Este en un trabajo honrado y le estoy prestando un servicio a la comunidad”, dijo William García García, un lustrabotas  salamineño de 45 años, padre de tres hijos. 

Se caso de 19 años y en ese tiempo trabajó en las fincas cercanas, de lunes a viernes, cogiendo café y desyerbando.

Pero como el tiempo estaba muy duro, un día viendo a unas personas que embetunaban en la plaza de Bolívar de este municipio, pensó: “Voy a hacer una caja de embolar y me voy a poner a trabajar”. La caja la compro por 3 mil pesos y en los betunes y los cepillos se gastó 5 mil pesos. 

Un sábado fue su primer día de trabajo. Muy temprano cogió calle arriba desde el barrio donde vive, en las afueras de la población, llegó hasta la plaza de Bolívar y allí se sentó junto a otros tres compañeros. Al rato un señor lo llamó para que le embetunara unos zapatos negros y así consiguió sus primeros 300 pesos con su nuevo trabajo y luego llegó otro cliente. Este día se hizo 4 mil quinientos pesos, con los que compró mercado para una semana, para él y su esposa. Estaban recién casados. En ese momento pensó: “lo voy a hacer muy bien para coger clientela y que no me falte trabajo”.

Clientela

Dice William que era mejor el trabajo en otras épocas, porque mucha gente se ha ido a vivir a otras partes.  En un dia bueno se puede conseguir entre 25 mil y 30 mil pesos diarios. Pero que también hay jornadas en blanco. “En esos días tengo que aguantarme. Si tengo que llevar algo de mercado para la casa, le pido restado a un amigo y luego le pago con emboladas”, precisa. Pero sus clientes fijos pueden llegar a ser cerca de 20, los demás son ocasionales.

Se le puede encontrar con facilidad, en compañía de uno de sus hijos ya mayor que también se dedicó e este oficio, en una banca  colocada afuera, sobre el andén, del café San Fernando, donde sus clientes van a buscarlo. Este puesto antes fue durante muchos años  de “Columpio”, un lustrador ya fallecido. Con orgullo dijo: “el oficio me gusta, no cansa y es suave. La gente dice que trabajo bien”.

Precios 

Por una embetunada corriente cobra mil pesos, por una encharolada mil 500 pesos, pero esta no les gusta a todos los clientes, porque el agua raja el cuero. También se embetuna con Bretaña, vaselina y en ocasiones con grasa, eso dependiendo del tipo de calzado y de los gustos de los clientes.

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