Embolar, un oficio digno y honrado
“Este en un trabajo honrado y le estoy
prestando un servicio a la comunidad”, dijo William García García, un
lustrabotas salamineño de 45 años, padre
de tres hijos.
Se caso de 19 años y en ese tiempo trabajó en
las fincas cercanas, de lunes a viernes, cogiendo café y desyerbando.
Pero como el tiempo estaba muy duro, un día
viendo a unas personas que embetunaban en la plaza de Bolívar de este municipio,
pensó: “Voy a hacer una caja de embolar y me voy a poner a trabajar”. La caja
la compro por 3 mil pesos y en los betunes y los cepillos se gastó 5 mil pesos.
Un sábado fue su primer día de trabajo. Muy
temprano cogió calle arriba desde el barrio donde vive, en las afueras de la
población, llegó hasta la plaza de Bolívar y allí se sentó junto a otros tres
compañeros. Al rato un señor lo llamó para que le embetunara unos zapatos
negros y así consiguió sus primeros 300 pesos con su nuevo trabajo y luego
llegó otro cliente. Este día se hizo 4 mil quinientos pesos, con los que compró
mercado para una semana, para él y su esposa. Estaban recién casados. En ese
momento pensó: “lo voy a hacer muy bien para coger clientela y que no me falte
trabajo”.
Clientela
Dice William que era mejor el trabajo en
otras épocas, porque mucha gente se ha ido a vivir a otras partes. En un dia bueno se puede conseguir entre 25
mil y 30 mil pesos diarios. Pero que también hay jornadas en blanco. “En esos
días tengo que aguantarme. Si tengo que llevar algo de mercado para la casa, le
pido restado a un amigo y luego le pago con emboladas”, precisa. Pero sus
clientes fijos pueden llegar a ser cerca de 20, los demás son ocasionales.
Se le puede encontrar con facilidad, en
compañía de uno de sus hijos ya mayor que también se dedicó e este oficio, en
una banca colocada afuera, sobre el
andén, del café San Fernando, donde sus clientes van a buscarlo. Este puesto
antes fue durante muchos años de
“Columpio”, un lustrador ya fallecido. Con orgullo dijo: “el oficio me gusta,
no cansa y es suave. La gente dice que trabajo bien”.
Precios
Por una embetunada corriente cobra mil pesos,
por una encharolada mil 500 pesos, pero esta no les gusta a todos los clientes,
porque el agua raja el cuero. También se embetuna con Bretaña, vaselina y en
ocasiones con grasa, eso dependiendo del tipo de calzado y de los gustos de los
clientes.
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