Solteritas y muy buenas
¡Solteritas, solteritas!, grita todos los
días por las calles de Salamina, Jair Manrique Adarve de 60 años. Su jornada de
trabajo comienza en su casa a las 7:00 de la mañana, con la preparación de la
crema y las galletas, para las solteritas. Está saliendo a hacer su recorrido
después del mediodía.
Este comestible, según Jair, es una especie
de mecato, que consiste en una galleta hecha de harina de trigo, huevo,
mantequilla y color, frita en aceite; acompañada de una crema de un sabor muy particular
elaborada con panela, maíz y recubierta con crema de leche, esencia de vainilla
y coco raspado.
Cuenta que una vez que estaba en Pereira un
señor le dijo como hacer las galletas. Una vez aquí en Salamina, comenzó a
experimentar y hace 7 años los salamineños degustan con placer su producto. “No
es un trabajo muy fácil que digamos. Me he ido perfeccionando con el tiempo.
Hay que fijar muy bien el punto a la mezcla”, dijo. Tiene mucha clientela, inclusive
en ocasiones las señoras le piden la crema que el prepara, para comerla en sus
casas, acompañada de galletas, pan o tostadas y leche condensada.
La
competencia y los precios
Con tranquilidad dice que hace un tiempo
apareció un señor en el pueblo que le monto competencia. Pero esta no duro mucho, ya que la gente esperaba en las calles a que
el pasara para comprarle. Por lo regular vende las Solteritas a 500 pesos. En
un día corriente le compran 30 y en los buenos hasta 60. Refiriéndose al
trabajo dijo: “Ahí se defiende uno. El tiempo ha estado muy bravo. En lo
económico estamos fregados”.
La
forcha
También vende forcha. Una refresco fermentado
que hace con harina, fécula de maíz y panela. Dice que esta bebida también se
consume en Manizales, Pereira y en parte del Valle del Cauca. En Salamina se
toma hace muchos años. Antes un señor de apellido Leiva la preparaba y luego fermentaba
en barriles de madera.
En ocasiones la acompañan con cola granulada,
milo o leche. “Al principio tiene un sabor como a cerveza, pero cuando está
bien fermentada sabe a ron”, precisa.
A las 7:00 de la noche sube por la calle
cuarta hasta El Alto, para llegar a San Vicente, donde vive hace 10 años con
una hermana y una sobrina.
Fotografia y texto: Luis Fernando Rodriguez Garcia.
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