miércoles, 30 de julio de 2014

Sin herramientas contra incendios


 
 Editorial LA PATRIA

Resulta una completa paradoja que mientras bomberos nuestros como los de Riosucio (Caldas) son reconocidos en el país entre los mejores, al punto de que son llamados con frecuencia para apoyar tareas complejas en otras zonas de Colombia, como la Sierra Nevada de Santa Marta, en nuestro departamento lo habitual es que los cuerpos de bomberos municipales parezcan instituciones de caridad y que no cuenten con los elementos mínimos para desarrollar sus tareas en forma digna.

Hoy es claro que solo los de Manizales, Chinchiná y Riosucio están en capacidad de afrontar los retos que plantea una temporada seca como la que estamos viviendo, en la que los incendios forestales son el pan de cada día.
 Los demás trabajan literalmente con las uñas, y si no fuera por la fuerza de voluntad de sus miembros ni siquiera existirían en los municipios, ya que a los alcaldes y demás autoridades locales parece no importarles si están en condiciones de responder con eficiencia a los llamados de la comunidad.

 Definitivamente, nos falta mucha cultura frente al riesgo, pues nos olvidamos muy fácil de las nefastas consecuencias que un incendio forestal puede desencadenar.

Ya en el pasado se han dado casos en la región, específicamente cerca del corregimiento de Arauca (Palestina), en los que los incendios han durado varios días, por causa de la incapacidad de los bomberos de la zona para actuar con rapidez, debido a la falta de equipos.
 Esas situaciones no han servido para buscar mejoras, y las cosas siguen igual o peor. Es evidente, por ejemplo, la ausencia de mangueras largas que permitan intervenir conflagraciones en zonas de difícil acceso, equipos que incluso no son costosos, pero que los bomberos por su propia cuenta no están en capacidad de adquirir.

Incluso, hay casos como el de los bomberos de Marquetalia, que han estado a punto de abandonar sus labores, ante una evidente falta de apoyo de la propia administración municipal.

 En Salamina y Anserma la situación no es diferente, así como en otras localidades, por lo que hoy puede afirmarse que no estamos preparados para el desafío que nos plantea la pronta llegada del fenómeno de El Niño, en el que los fuertes calores no solo harán más vulnerables nuestros bosques a conflagraciones de grandes proporciones, sino que será más escasa el agua para apagar las llamas.
En los días recientes se han multiplicado los incendios forestales en la región, y cada vez el riesgo se hace mayor. Mientras tanto no se cuenta con las palas, machetes, azadones, batefuegos, gafas antihumo, segadores, equipos de comunicación y bombas de espalda suficientes para atender en forma mínima un incendio forestal.

 En su mayoría, los miembros de estos organismos no tienen ni siquiera los uniformes, botas y cascos suficientes para todos. Además, se requieren mejores vehículos, con capacidad para usar en carreteras difíciles y hacerlo rápido.

Ahora bien, lo fundamental es que en toda época, pero sobre todo en estas temporadas de calor, la comunidad colabore no solo informando a tiempo acerca de los incendios que surjan, sino evitando las quemas de basuras y otras conductas que pueden llevar a que comience una conflagración en áreas rurales. Hasta el pasado lunes se hablaba de unos 35 incendios forestales en cerca de un mes, y en los meses que vienen esas cifras podrían multiplicarse. Se requiere con urgencia que la Administración Departamental y las diferentes alcaldías hagan los esfuerzos que sean necesarios para dotar adecuadamente a los cuerpos de bomberos, y poder así afrontar con éxito la temporada seca que viene.

Fecha de publicación: 
Miércoles, Julio 30, 2014

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