En
el año 2013 el Laboratorio de Salud Pública de la Dirección Territorial de
Salud de Caldas realizó el estudio de 10 brotes de Enfermedades Transmitidas
por Alimentos-ETA, presentados en los municipios de Manizales, Samaná, Anserma,
Chinchiná, Belalcazar, Pácora y Neira; por medio del análisis microbiológico de
las sobras de las muestras de alimentos implicados en los presuntos brotes, donde
el Laboratorio jugó un papel importante a la hora de confirmar o descartar estos
evento de interés en salud pública.
En
lo corrido de la actual vigencia se han analizado muestras de dos brotes, uno
presentado en Neira en enero, causado
por el consumo de morcilla y en el mes de abril en Manizales, causado por el
consumo de arroz con pollo. Los microorganismos o bacterias que se han
encontrado en estas muestras son: Coliformes, E. coli, Mesofilos, Estafilococo,
Coagulasa Positiva, L. monocytogenes, Bacillus cereus, Salmonella Spp.
Según
el Sistema de Vigilancia Epidemiológico-SIVIGILA de la DTSC, se reportaron 136
personas afectadas por ETA en el año 2013 y en lo corrido de la actual vigencia se
han reportado 70 casos de personas afectadas en los municipios de Anserma,
Chinchiná, Manizales, Neira, Palestina, Victoria y Villamaría.
El
ente rector de la salud hace un especial llamado a la ciudadanía para que
tengan una buenas prácticas en lo relacionado con la manipulación de alimentos;
de lo contrario, realizar acciones irresponsables en cuanto a su preparación para varias horas antes de su
consumo, junto con su almacenamiento a temperaturas que favorecen el
crecimiento de bacterias patógenas o formación de toxinas, cocinando insuficiente o recalentando los alimentos para reducir o eliminar
los agentes patógenos, la contaminación cruzada y la mala higiene personal del
manipulador de alimentos, seguirán siendo un riesgo latente para la salud
pública.
Por tal motivo,
las enfermedades causadas por alimentos contaminados constituyen uno de los
problemas sanitarios más frecuentes, por eso, proteja a su familia mediante
estas sencillas reglas de oro, que la Organización Mundial para la Salud-OMS
nos brinda; aplicándolas, reducirá considerablemente el riesgo que entrañan las
enfermedades de origen alimentario.
1. ELEGIR LOS ALIMENTOS TRATADOS CON FINES
HIGIÉNICOS
Mientras que
muchos alimentos están mejor en estado natural (por ejemplo, las frutas y las
hortalizas), otros sólo son seguros cuando están tratados. Así, conviene
siempre adquirir la leche pasteurizada en vez de cruda.
Al hacer las
compras hay que tener en cuenta que los alimentos no sólo se tratan para que se
conserven mejor, sino también para que resulten más seguros desde el punto de
vista sanitario.
Algunos de
los que se comen crudos, como las lechugas, deben lavarse cuidadosamente.
2. COCINAR BIEN LOS ALIMENTOS
Muchos
alimentos crudos (en particular, los pollos, la carne, la leche no
pasteurizada) están a menudo contaminados por agentes patógenos. Estos pueden
eliminarse si se cocina bien el alimento.
Ahora bien,
no hay que olvidar que la temperatura aplicada debe llegar al menos a 70 ºC en
toda la masa de éste. Si el pollo asado se encuentra todavía crudo junto al
hueso, habrá que meterlo de nuevo en el horno hasta que esté bien hecho.
Los alimentos
congelados (carne, pescado y pollo) deben descongelarse completamente antes de
cocinarlos.
3. CONSUMIR INMEDIATAMENTE LOS ALIMENTOS
COCINADOS
Cuando los
alimentos cocinados se enfrían a la temperatura ambiente, los microbios
empiezan a proliferar. Cuanto más se espera, mayor es el riesgo. Para no correr
peligros inútiles, conviene comer los alimentos inmediatamente después de
cocinados.
4. GUARDAR CUIDADOSAMENTE LOS ALIMENTOS
COCINADOS
Si se quiere
tener en reserva alimentos cocinados, o simplemente, guardar las sobras, hay
que prever su almacenamiento en condiciones de calor (cerca o por encima de 60
ºC) o de frío (cerca o por debajo de 10 ºC).
Esta regla es
vital si se pretende guardar comida durante más de cuatro o cinco horas. En el
caso de los alimentos para lactantes, lo mejor es no guardarlos, ni poco ni
mucho.
Un error muy
común al que se deben incontables casos de INTOXICACIÓN
ALIMENTARIA es colocar en el refrigerador una cantidad excesiva de
alimentos calientes. En un refrigerador abarrotado, los alimentos cocinados no
se pueden enfriar por dentro tan deprisa como sería de desear. Si la parte
central del alimento sigue estando caliente (a más de 10 ºC) demasiado tiempo,
los microbios proliferan y alcanzan rápidamente una concentración susceptible
de causar enfermedades.
5. RECALENTAR BIEN LOS ALIMENTOS COCINADOS
Esta regla es
la mejor medida de protección contra los microbios que puedan haber proliferado
durante el almacenamiento (un almacenamiento correcto retrasa la proliferación
microbiana pero no destruye los gérmenes).
También en
este caso, un buen recalentamiento implica que todas las partes del alimento
alcancen al menos una temperatura de 70 ºC.
6. EVITAR EL CONTACTO ENTRE LOS ALIMENTOS
CRUDOS Y LOS COCINADOS
Un alimento
bien cocinado puede contaminarse si tiene el más mínimo contacto con alimentos
crudos. Esta contaminación cruzada puede ser directa, como sucede cuando la
carne cruda de pollo entra en contacto con alimentos cocinados. Pero también
puede ser más sutil.
Así, por
ejemplo, no hay que preparar jamás un pollo crudo y utilizar después la misma
tabla de trinchar y el mismo cuchillo para cortar el ave cocida; de lo
contrario podrían reaparecer todos los posibles riesgos de proliferación
microbiana y de enfermedad consiguiente que había antes de cocinar el pollo.
7. LAVARSE LAS MANOS A MENUDO
Hay que
lavarse bien las manos antes de empezar a preparar los alimentos y después de
cualquier interrupción (en particular si se hace para cambiar al niño de pañal
o para ir al retrete).
Si se ha
estado preparando ciertos alimentos crudos, tales como pescado, carne o pollo,
habrá que lavarse de nuevo antes de manipular otros productos alimenticios.
En caso de
infección de las manos, habrá que vendarlas o recubrirlas antes de entrar en
contacto con alimentos.
No hay que
olvidar que ciertos animales de compañía (perros, pájaros y, sobre todo,
tortugas) albergan a menudo agentes patógenos peligrosos que pueden pasar a las
manos de las personas y de éstas a los alimentos.
8. MANTENER ESCRUPULOSAMENTE LIMPIAS TODAS LAS
SUPERFICIES DE LA COCINA
Como los
alimentos se contaminan fácilmente, conviene mantener perfectamente limpias
todas las superficies utilizadas para prepararlos. No hay que olvidar que
cualquier desperdicio, migaja o mancha puede ser un reservorio de gérmenes.
Los paños que
entren en contacto con platos o utensilios se deben cambiar cada día y hervir
antes de volver a usarlos.
También deben
lavarse con frecuencia las bayetas utilizadas para fregar los suelos.
9. MANTENER LOS ALIMENTOS FUERA DEL ALCANCE DE
INSECTOS, ROEDORES Y OTROS ANIMALES
Los animales
suelen transportar microorganismos patógenos que originan enfermedades
alimentarias. La mejor medida de protección es guardar los alimentos en
recipientes bien cerrados.
10. UTILIZAR AGUA PURA
El agua pura
es tan importante para preparar los alimentos como para beber. Si el suministro
hidráulico no inspira confianza, conviene hervir el agua antes de añadirla a
los alimentos o de transformarla en hielo para refrescar las bebidas.
Importa sobre
todo tener cuidado con el agua utilizada para preparar la comida de los
lactantes.
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