miércoles, 22 de febrero de 2012



La Merced, un lugar para mirar y admirar

En La Merced la existencia fluye lenta, por esas calles largas, sembradas de casas pintadas de colores vivos, que serpenteantes sobre el lomo de las montañas se pierden en el camino. Y en el centro del poblado a modo de faro, el templo de Nuestra Señora de las Mercedes.
Su ambicionada situación geográfica, la convierte en un excelente balcón, para descubrir en toda su exquisita belleza los paisajes del Viejo Caldas. Desde Llanadas, a la entrada de la villa, cruzando sobre el aire que titila al calor del mediodía, vemos a la distancia y entre la bruma, el río Cauca, que tranquilo y solemne corre a su cita con el mar.
Regados al azar, hasta el inmenso horizonte y entre exuberantes cumbres, están numerosos pueblos que parecen de fantasía.
 No hay prisa a ninguna hora. En el parque a la sombra de árboles frondosos, pasa la vida, mientras se toma un café, se ríe y charla con los amigos de niñez.
Y allí por siempre existirán los paisajes, el aire diáfano, los cielos grandiosos que casi se pueden tocar y las enormes distancias.


















1 comentario:

  1. Excelente, realmente este tipo de textos e imágenes ponen a recordar.

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