martes, 6 de noviembre de 2012


Su casa es un jardín

Los viajeros que transitan por la carretera de la vereda Travesías, a unos 20 minutos del municipio de La Merced, quedan gratamente sorprendidos y se llevan en fotografías toda la belleza de la casa de Estrella Suárez, una ama de casa de 58 años, quien ha hecho de su casa un jardín. El cual cultiva y atiende con amor y mano diligente hace 35 años.
Allí vive con su esposo, Luis Albeiro Quintero, quien después de trabajar en el cafetal, le ayuda al mantenimiento del jardín.
Esa disposición para el cultivo de las flores, a doña Estrella le viene desde niña. Creció cerca, en la vereda El Yarumo. Donde iba a las fincas a pedir matas, que después sembraba en ollitas de barro o en el suelo.

La nueva casa

Dijo que cuando compraron la vivienda donde ahora están, “lo primero que trajo fue el jardín”. Según algunos de los vecinos: “en aquella casa nunca nadie había tenido algo parecido”. Sin embargo ella comenzó a sembrar con tierra traída de la finca de uno de sus hijos.
Hace tiempo, alguien que pasó para Medellín, le dijo en tono gracioso: “usted señora siembra una mata en una piedra y ahí le prende”. Ella agradeció el cumplido y sonrió. También al frente de su casa en un pequeño barranco, a un lado de la carretera, plantó helechos y orquídeas. Con el permiso del dueño del terreno. Y es que ella va plantando flores por todas partes, lo que ya es una costumbre.

Sus secretos y consejos

“Aquí desde el principio las matas siempre han sido las mismas. Hay que quitarles todos los días las hojas y las flores secas y también regarlas. Por donde uno le quita una flor mala, por ahí nace un retoño. Si se deja que todo lo seco se caiga, la mata se acaba”, dijo. Cuando su esposo abona el cafetal, ella aprovecha y le echa a las matas un poco, dosificándolo de acuerdo al tamaño y a la cantidad de tierra. Las plantas viejas no las arranca, les saca tierra de los lados con una cuchara grande, la que luego repone.

Encantados

Dijo que todos lo que pasan por la carretera, “quedan encantados con el jardín y la casa”. La felicitan, al igual que al esposo, por tener una mujer tan juiciosa. “En esta casa a diario toman fotos. En ocasiones me piden permiso para subir al corredor. El trabajo de cuidado es de todos los días”, dijo.
Ella siente mucha alegría y allí vive a gusto. A las demás personas les aconseja: “siembren flores, porque una casa sin jardín es horrible y no se ve bonita”.


                                     Fotos y texto . Luis Fernando Rodriguez Garcia 



 


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