Fotografía / Cortesia Familia Tabares Orrego
Gracias Javier, porque a pesar de tu corta
vida a nuestro lado, nos diste ejemplo de amor y amistad. Porque amor, es
cuando el dolor de otro es el mismo dolor mío; amor es cuando del que se va nos
hace falta su presencia y amor es querer que tú veas mi partida, sin que yo
quiera ver la tuya.
Gracias amigo, porque fuiste un ejemplar
formador de hijos, un buen hijo, buen hermano, buen esposo y buen padre.
Incansable luchador de tiempo completo. Guerrero de la vida, que llevó la
mirada siempre encumbrada, a pesar de que el dolor estaba siempre allí.
Su escudo fue el entusiasmo con el que
siempre aguardo con paciencia la llamada de la muerte. Gracias señor, porque el
dolor ahora ya no es el mismo para quienes esperamos otra vida mejor.
“Más allá del sol”, dice un bello canto
religioso… “yo tengo un hogar”, donde ya no hay llanto, ni dolor, ni
sufrimiento. Paz en su tumba.
Escrito
por:
Jaime Tabares Castrillon.
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