“Esta galería de antigüedades es como un
viaje hacia el pasado”, dijo Gilberto Corrales Uribe, quien en el mes de
diciembre, en compañía de Arcángel Álzate Mejía, abrieron una exposición de
objetos antiguos al público, en una casona antigua que perteneció a la familia
del escritor, Rodrigo Jiménez Mejía, situada en un costado de la plaza de
Bolívar de Salamina, con motivo de la celebración de la XII Noche del Fuego.
En dos cuartos de la casa, reposan estos
objetos, ya sin valor aparente, testigos de otras épocas, entre ellos, los hay:
curiosos, extraños, algunos que provocan risa y otros que maravillan.
Según sus dueños son cerca de 400 piezas, la
más vieja de 1851 y la ultima de 1960, clasificadas por secciones. Hay:
artículos de cobre, radios, teléfonos, planchas, maquinas de escribir,
artículos de cocina, retablos y porcelanas, entre muchos otros.
La pieza más antigua, es la herramienta con
la cual trabajó el maestro ebanista, Eliseo Tangarife; las más costosas, una
maquina a vapor para preparar café y una rocola o tragamonedas, utilizada en
otras épocas en cafés y cantinas para escuchar música; lo más curioso, un
tocadiscos, con bar incorporado; lo más hermoso, una cama antigua con su colcha
de retazos, que fue hecha con habilidad y gusto por allá en la década de los 30
del siglo pasado.
“Desde mi niñez me dedique con paciencia a
recoger estos pedacitos de tradición. Con lo cual pretendemos dar a conocer a
las nuevas generaciones, todas aquellas joyas de la inteligencia humana, que han
quedado atrás, con el avance vertiginoso de la tecnología”, dijo Corrales
Uribe.
La exposición ahora permanente, está abierta
al público todos los días, inclusive los festivos, de 9:00 de la mañana a 10:00
de la noche, se cobran $3 mil por la entrada, lo que incluye servicio de guía y
un obsequio.
Fotografias y texto: Luis Fernando Rodriguez Garcia.
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