Caldas Sábado, Febrero 4, 2017
Fotos |
Luis Fernando Rodríguez | LA PATRIA Se espera que a medida que regresen más
personas a la vereda Pocitos, sean más los alumnos para la escuela reabierta el
año pasado.
La
comunidad gestionó profesora y arreglo del centro educativo. Ahora son cuatro
niños y esperan más.
Luis
Fernando Rodríguez
LA PATRIA
| Salamina
El río
Pocito baja con sus aguas cristalinas por un paraje, rodeado de potreros y
árboles, que incluye una escuela con tejas de barro. Por allí reinan la
soledad, el silencio y la tranquilidad. Antes era un campo de guerra, donde las
Farc mataron, secuestraron, extorsionaron y desplazaron a los campesinos.
El centro
educativo de la vereda Pocitos renació en julio del 2016, tras 16 años de
cierre por el conflicto armado. Sus primeros alumnos, luego de la violencia,
son Mariana, Cristina, Luis Fernando y Luisa Fernanda.
Las dos
primeras niñas viven cerca. Luis Fernando camina cada día una hora desde la
vereda Boquerones.
La
solidaridad también acompaña la zona. La casa de Luisa queda a una hora, en la
parte alta de la vereda.
Ella se queda toda la semana donde la mamá de Mariana,
el fin de semana el papá se la lleva para la finca.
Como en
el momento no hay restaurante escolar, doña Roció, don Julio la profesora,
Gloria Inés Hoyos, les dan el algo a las niñas y el almuerzo a Luis Fernando.
La
docente comenta: “Los niños tienen muy buenas capacidades intelectuales, son
sociables y manifiestan querer salir adelante. Se nota que los padres están muy
pendientes y dedicados a ellos, lo que se manifiesta en el trabajo que hacemos
a diario”.
Cerrada
La
escuela Pocito de Salamina la abrieron en 1950. El paso del tiempo y el receso
poco a poco mellaron la estructura, pero la comunidad nunca bajó los brazos con
la esperanza de ver de nuevo niños en clase.
Por eso,
se gestionó, ante la Secretaría de Educación Departamental, a una profesora.
También solicitaron la reparación parcial de la escuela.
El estado
del plantel lo describió la profesora Ángela María Giraldo, en oficio dirigido
al alcalde de Salamina y a la Dirección de Núcleo, en febrero del 2016: “la
mitad del techo está en pésimas condiciones, algunas paredes de la cocina
fueron derribadas por deslizamiento de piedras y el cielorraso se encuentra
dañado".
El
diagnóstico incluyó: "Hay dos unidades sanitarias y un lavamanos para
reparar. Parte del piso del aula se encuentra roto y las puertas no son
seguras. Pero posee un patio amplio y agua permanente”.
Según la
docente, para la fecha, a los seis niños de la escuela, les daban clases en el
garaje de una finca cercana, concedido por su propietario. Allí los niños
recibían refrigerio y almuerzo. Colaboración que prestaba la familia de forma
voluntaria, porque no había restaurante escolar.
Trabajos
“Mediante
convites y con mano de obra y materiales de construcción aportados por los
habitantes de la vereda Pocito comenzaron los trabajos de recuperación del
centro educativo en marzo del año pasado.
Parte de
estos fueron aportados por la Alcaldía de Salamina, por un valor de $2
millones.
"Es
necesario gestionar ante la Secretaría de Educación Departamental el cupo para
el restaurante y el transporte escolar. Agradezco el esfuerzo y compromiso del
alcalde, la comunidad y la docente Yuri Cárdenas”, dijo Andrés Tamayo, de la
Secretaría de Educación municipal.
El
secretario de Planeación, Carlos Adrián Ocampo, quien estuvo inspeccionando las
obras, dijo: “hicimos un recorrido y mejoramos la estructura del techo,
cambiamos vigas y tejas, se mejoraron los pisos y todas las carpinterías
metálicas. En este momento también faltan los acabados".
Otros
sueños que están cerca de ser realidad para Mariana, Cristina, Luis Fernando y
Luisa Fernanda son el mejoramiento del acceso y juegos en el patio de una
escuela que respira paz por todos lados.
Entre
montañas y ríos está la escuela de la vereda Pocitos.
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