Las tres campanas de la Basílica Menor de la
Inmaculada de Salamina, tienen una sonoridad especial que traspasa distancias y
no es por casualidad. Según los historiadores fueron hechas por un salamineño.
Entre
las gentes de esta población se dice desde hace décadas: “En el lugar que hoy
ocupa el Colegio de La Presentación había un pequeño potrero y al frente de la
casa un espacio amplio cercado, donde estaba situado un taller de fundición. Allí
se elaboraban elementos de bronce, herramientas para el campo y herraduras.
Basilio Restrepo, el dueño y dos de sus hijos se le midieron al encargo de fundir
las campanas para el Templo de la Inmaculada, labor que en aquella época solo
se efectuaba en Europa. Cuando Don Basilio comenzó el vaciado de las campanas,
la noticia corrió por el pueblo y las veredas y todos llegaron al lugar, porque
nadie se quería perder tan importante acontecimiento. Estando el bronce líquido,
los caballeros sacaban de sus bolsillos monedas de oro y de plata y en medio de
aplausos las tiraban al caldero hirviente. Igual hicieron las damas, arrojando
al metal humeante sus anillos, pendientes y pulseras.
Historia
Fernando Macías Vásquez, en su artículo
“Aproximación a la arquitectura religiosa salamineña”, en uno de sus apartes
escribe: “en el año 1862 poco antes de que Salamina asumiera como capital de
provincia (Prefectura del Sur de Antioquia), son encargados al ingeniero inglés,
Guillermo Martin, los diseños para la construcción del actual templo
parroquial, los cuales fueron entregados oficialmente el 26 de octubre de 1865,
fecha en la cual el presbítero Francisco Isaza coloca la primera piedra,
depositando en sus bases algunas monedas, varios objetos religiosos y una
bandera nacional; se dan por iniciados los trabajos que se prolongaron
inicialmente hasta el 15 de febrero de 1874, cuando el padre Nereo Medina
inaugura la monumental construcción” y concluye: “la arquitectura religiosa
salamineña tiene relación directa con el empuje, fe y esperanza de sus moradores,
que se convierte en formas y colores para dar paso a una imaginación
grandilocuente”.
Fotografias y texto: Luis Fernando Rodriguez Garcia
Salamina - Caldas
5 de noviembre de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.