Qué
conveniente que el Concejo de Manizales se preocupe por abrir el debate
en torno a la situación de la oferta cultural en la ciudad y haya
realizado el pasado miércoles el foro Visión Cultural 2014, encuentro en
el que se presentaron 16 ponencias del sector. Incluso, resulta
alentador encontrar que desde la curul de un político se haga la
autocrítica de la miopía que han tenido sus pares y alcaldes, frente a
quienes promueven las manifestaciones artísticas, a quienes ven como de
segundo nivel, sin darse cuenta del papel clave que juega en el
desarrollo de las sociedades el elemento humanístico, tal como lo
advirtió el presidente de la Corporación, Hernán Alberto Bedoya.
Manizales, que se piensa como una ciudad con un desarrollo basado en conocimiento, merece tener una oferta cultural variada no solo en cantidad, sino de calidad. El ocio productivo, el que alimenta esa parte esencial del ser humano, el espíritu, es fundamental en una sociedad que se vea en torno a la creatividad, la innovación y la educación. Por eso la importancia de fortalecer lo que hoy se tiene y respaldar las propuestas mejor elaboradas y con resultados para mostrar, en lo que debe haber un compromiso público, y ojalá también privado.
Acá hay muchos quijotes de la cultura que realizan su labor, con resultados de alto nivel, pero más por su propia persistencia que por políticas públicas que los respalden, lo que ha hecho de ellos unos rebuscadores de apoyo que dependen de amistades y a los cuales las administraciones ayudan como haciendo favores. Esa no puede ser la actitud, porque así será el resultado. Hay que entender a la cultura como un elemento esencial para el desarrollo integral de los pueblos, porque es una manera de educar, de despertar sensibilidades y de vivir en paz y armonía.
También hay que decir que ya se han elaborado en el pasado documentos importantes para el desarrollo cultural de la ciudad, como los hechos por Pablo Rolando Arango, primero; y luego por Gustavo Vallejo con Visión y Gestión, pero como tantas otras cosas en Manizales son documentos que no sirven a quien llega después, sino que de nuevo se quiere inventar la rueda. Allí, por ejemplo, también se encuentran los mea culpa del sector que se identifica como desarticulado, falto de iniciativa para gestionar más allá de lo público, personalista y en ocasiones con dificultades para rendir cuentas, entre otros.
Destacable el llamado que hacen personas como Leonardo Arias, director de Actores en Escena, que recibió un justo reconocimiento está semana del Concejo por sus 20 años de labores, para que estos diálogos de la cultura sean más constantes y se puedan ir desatanizando, buscando acuerdos y encuentros en las cosas que los unen y para entender mejor cómo emprender proyectos comunes, porque difícilmente se podrán alcanzar los recursos para todo lo que se quisiera y cómo se quisiera. Un sector más articulado aprovechará mejor la escasez. No podemos seguir en la política de sálvese quién pueda que impera en el momento.
Una reflexión de fondo apunta a que pensar en procesos culturales más que en el mero patrocinio de eventos. La formación de destrezas, la creación de audiencias, el fomento de valores, además del simple entretenimiento sano, deben estar detrás de las inversiones en cultura, para que las iniciativas en este campo encuentren políticas claras que las soporten y las prioricen.
Manizales, que se piensa como una ciudad con un desarrollo basado en conocimiento, merece tener una oferta cultural variada no solo en cantidad, sino de calidad. El ocio productivo, el que alimenta esa parte esencial del ser humano, el espíritu, es fundamental en una sociedad que se vea en torno a la creatividad, la innovación y la educación. Por eso la importancia de fortalecer lo que hoy se tiene y respaldar las propuestas mejor elaboradas y con resultados para mostrar, en lo que debe haber un compromiso público, y ojalá también privado.
Acá hay muchos quijotes de la cultura que realizan su labor, con resultados de alto nivel, pero más por su propia persistencia que por políticas públicas que los respalden, lo que ha hecho de ellos unos rebuscadores de apoyo que dependen de amistades y a los cuales las administraciones ayudan como haciendo favores. Esa no puede ser la actitud, porque así será el resultado. Hay que entender a la cultura como un elemento esencial para el desarrollo integral de los pueblos, porque es una manera de educar, de despertar sensibilidades y de vivir en paz y armonía.
También hay que decir que ya se han elaborado en el pasado documentos importantes para el desarrollo cultural de la ciudad, como los hechos por Pablo Rolando Arango, primero; y luego por Gustavo Vallejo con Visión y Gestión, pero como tantas otras cosas en Manizales son documentos que no sirven a quien llega después, sino que de nuevo se quiere inventar la rueda. Allí, por ejemplo, también se encuentran los mea culpa del sector que se identifica como desarticulado, falto de iniciativa para gestionar más allá de lo público, personalista y en ocasiones con dificultades para rendir cuentas, entre otros.
Destacable el llamado que hacen personas como Leonardo Arias, director de Actores en Escena, que recibió un justo reconocimiento está semana del Concejo por sus 20 años de labores, para que estos diálogos de la cultura sean más constantes y se puedan ir desatanizando, buscando acuerdos y encuentros en las cosas que los unen y para entender mejor cómo emprender proyectos comunes, porque difícilmente se podrán alcanzar los recursos para todo lo que se quisiera y cómo se quisiera. Un sector más articulado aprovechará mejor la escasez. No podemos seguir en la política de sálvese quién pueda que impera en el momento.
Una reflexión de fondo apunta a que pensar en procesos culturales más que en el mero patrocinio de eventos. La formación de destrezas, la creación de audiencias, el fomento de valores, además del simple entretenimiento sano, deben estar detrás de las inversiones en cultura, para que las iniciativas en este campo encuentren políticas claras que las soporten y las prioricen.
Fecha de publicación:
Lunes, Agosto 4, 2014
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