Su casa cae a pedazos
En el barrio Obrero de Salamina vive Roberto Antonio Román,
de 73 años. Llego a esta población en 1995, después de haber estado en
Manizales y en Bogotá. Aquí colocó un taller para hacer lapidas, en el sector
del Alto, a un lado del cementerio San Esteban. Este oficio lo desempeño
durante año y medio, pero luego lo tuvo que dejar, ya que su salud no se lo permitió,
sobre esto dijo: “las lapidas se me dañaban, porque hay que tener un pulso
firme para que salgan bien las imágenes y los nombres”.
Después trabajó en la finca la Cascada, cerca del río
Chamberi, durante un tiempo. Pero se mantenía de abajo para arriba,
rebuscándose como fuera para poder comer y comprar los remedios para atender
sus enfermedades, ya que en esa época no tenía carnet del Sisben.
El dueño de la casa que habita, antes de morir en
Manizales, le dijo que la casa iba a ser para él. En el 2004 la familia que ocupaba
la parte alta se fue y el continuo en la parte baja. Desde entonces cortaron
los servicios del agua y de la luz y la vivienda comenzó a dañarse. Por lo que
se alumbra con velas y los vecinos le colaboran con el agua, que carga en las
noches.
Hace 15 días parte del techo de la planta alta de su
saca de bahareque se desplomo mientras el dormía. Al rato llegó un vecino, le
tocó la puerta y le gritó: “Don Roberto, levántese que se esta cayendo su casa”,
a lo que el contestó: “ya se hundió lo que se iba a caer” y siguió acostado,
apenas eran las 5:30 de la mañana. Desde entonces busca ayuda para poder
arreglarla.
Vive solo y nunca se casó, según él, en compañía de
Dios y de María Santísima. Vive de la venta de boletas, rifas y bonos.
Refiriéndose a su situación actual, concluye: “aquí no he recibido una puntilla
de nadie, ni un favor, ni nada”.
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